miércoles, 26 de agosto de 2009

Zamora y Portugal. Primera parte.

Zamora y Portugal.
Agosto 2009


Para el viaje anual en moto, elegimos este año recorrer la comarca de Aliste, sobre todo la Sierra de la Culebra y llegar hasta la Puebla de Sanabria para regresar a Madrid por Portugal, con la idea de visitar Bragança y Miranda de Duero.
Tras los dimes y diretes acerca de la hora de partida, quedamos todos a las seis de la mañana en casa de Valentín. A mi me costó bastante madrugar; trabajé el día anterior en mi santa empresa hasta las 23 horas y con el (la?) calor que hacía en los madriles no pude descansar mucho. Pero bueno, parecía que iba a hacer buen día, y el montar en moto todo lo cura, así que me metí un café y un zumo en casa, me despedí de mi chica con un besote, y me largué a por “mi otra chica” al garage.
Recién revisada como estaba la moto, parecía que tenía ganas de salir de viaje ella también, el motor giraba redondo, redondo, y la horquilla funcionaba perfectamente tras el cambio de guardapolvos y de aceite correspondiente.

El tráfico un jueves de mediados de agosto en Madrid a las 5:30 de la mañana es menos que ridículo, vamos que no había “nadie” por las calles y menos por la M-40. ¿no se trabaja en este país o qué? Bueno, no digo nada, que tengo a muchos apañeros que se quedaban currelando esos dos días, mi chica sin ir más lejos.

Sin incidencias hasta llegar a la rotonda que da acceso a la urbanización de Valentín, cuándo noto el móvil vibrando ¿”A estas horas?”, el phn de Sergio, mi amigo/compañero con su BMW Adventure. Ups, espero que no sea nada malo. “Oye, Santi, que estoy en la gasolinera echando sopa a la moto, dónde andas?” Ufffff, qué alivio, le digo dónde le espero y así llegamos juntos a Çan Valentín. Allí están ya los tres mosqueteros, acompañados de Zar, el pit bull de Valentín, que es más zalamero y pesado que el perro de mi hermana, que ya es decir. Pero es un encanto de animal.

El perro digo, no Valentín.


Saludos, cachondeos de rigor, y hala!!!! De ruta.

El viaje hasta Guadarrama, sin novedad: apenas hay tráfico y el que hay, va de ritmo vacacional. Bueno, casi, cuando estamos llegando a C. Villalba nos adelantan un Ferrari, un Mitsu Eclipse, un SLK y un coche negro que no identifico; a toda leche por el carril izquierdo: ñiaooooo!!!!!! Menudo ritmo llevan.

Tomamos el desvío hacia el Alto de los Leones (somos moteros y los moteros no cruzan peajes) que está despejado de subida pero que tiene bastante tráfico dirección Madrid. Además, se nota fresco, fresco; qué delicia!!!!!! Tanto es así, que con los guantes de verano, tengo que conectar los puños calefactados (vaaaale en la posición 2) para no pasar más frío del que corresponde. Una imagen preciosa el pasar el puerto con esa luz, aún medio gris, del amanecer.



Enfilamos dirección norte, pasando sin pena ni gloria por pueblos aún medio dormidos. En la salida a la autovía, nos encontramos a dos madrugadores agentes de tráfico, que vigilan con calma el escaso tráfico a esa hora. Como voy el último, pito y saludo y ellos, con sus RT´s aparcadas, devuelven corteses el gesto. Buena gente y sufridos currelantes.
Paramos a tomar un café (Ángel y el que firma, además, sendos dónuts), en la misma gasolinera en la que paramos en nuestro viaje a los Ancares.
Cómo me acuerdo de alguien al tomar mi dónut, MMhhh!!!!!!

He de reconocer que el pantalón que me compré el día antes en el C Inglés está genial; varios bolsillos, tejido fuerte y con costuras sólidas, y con un largo ideal para montar en moto. Voy encantado con él y me ahorro el calor y agobio del pantalón de la moto. Una buena compra, la verdad.

Perdón por el inciso, es que me acabo de acordar ;-)


Total que café+pis+consulta al móvil+gasolina, más tarde, seguimos hacia Zamora.
La carretera que pretende tomar Ángel, no es sencilla de encontrar en el mapa y menos en la ciudad, damos unas cuantas vueltas para localizarla. Menos mal que Valentín le pregunta hasta a las piedras (qué diferentes serían los viajes sin él!!), encontramos la carreteruca.

Tras unos cuantos kilómetros aburridos y por carreteras pestosas, llegamos a un pueblo (gasolina para Charo) en el que decidimos repostar los estómagos. En el afamado Bar Mallorca, de Carbajales de Alba, nos tomamos unas inusuales raciones par adecentar el cuerpo; crestas con tomate (no veáis las caras de éstos), mollejas y un par de pinchos de tortilla. Rico, rico.




Una vez descansados y alimentados, como buenos moteros, seguimos ruta hacia el noroeste, buscando la Sierra de la Culebra. No me preguntéis por los nombres de los pueblos por los que pasamos, porque lo cierto es que pasamos unos cuantos y yo me sentía más desorientado que un Amish en Times Square, así que no esperéis mucha orientación turística en ese tramo del viaje.

Lo importante es que poco a poco, que si hacia la izquierda, que si a la derecha, arribamos a Villadeciervos, precioso y bien conservado pueblo en plena comarca de Aliste.
Por cierto, que vimos unos cuantos ejemplares muy bien cuidados, del afamado burro alistano. Esto lo dejo así escrito, como si nada, pero ahí queda.
http://www.aliste.info/Turismo.asp?titulo=El%20Burro%20Alistano&Encabezado=Historia
El caso es que piano, piano, y pasando por un puerto de montaña, de cuyo nombre no puedo acordarme, más que nada porque ni lo miré. Si que recuerdo, que era la carretera entre Linarejos y Villarino de Manzanas (aunque quizá no, por si acaso preguntar antes de ir). Lo cierto es que la parada merece la pena porque es preciosa la vista que se tiene.





Vamos llegando, como indicaba, a nuestro primer destino; Puebla de Sanabria.
Antes de tan magno encuentro, decidimos parar a comer en un pueblo llamado Asturianos, donde nos ofrecen un menú bastante agradable por un módico precio, y descanso para nuestras posaderas.

Tras la comida, un paisano nos recomienda subir a ver la Laguna de Los Peces, en lugar de visitar el lago de Sanabria. Y así hacemos, la carretera es preciosa, bordeada por un sotobosque de robles, castaños y hayas, poco a poco va ganando altura.





Se pasa por San Martín de Castañeda (precioso monasterio) y se enlaza por una carretera de montaña con la laguna glaciar mencionada;

precioso el paraje aunque es agosto y hay turistas como para alimentar a dos toneladas de peces de la laguna homónima. Por supuesto, somos las únicas motos. Toma ya!!!
Y hasta aquí la primera entrega, mañana más.