sábado, 22 de febrero de 2014

Mijares: en solitario, con un sol brillante y disfrutando de la soledad y el silencio

Dicen que una imagen vale más que mil palabras.
No estoy del todo de acuerdo, pero hoy me ahorraré escribir unos cuantos miles.
Saludos:












martes, 18 de febrero de 2014

ITV+Montesa Brío 81 de 1959= Prueba Superada

Ayer aproveché la mañana libre para hacer gestiones varias en el pueblo, entre ellas el pasar la ITV de la "Ponderosa" que ya le tocaba. Lo bueno es que hasta el 2016 no lo tocará repetir.
Mañana fresca y algo nublada la que nos aguarda para recorrer los 11 km. desde casa de mi madre hasta Villarejo de Salvanés, donde está la ITV a la que siempre voy: suele haber poco jaleo, conozco a parte del personal y me sirve como excusa para dar una vuelta por los alrededores de mi pueblo.
La moto lleva sin arrancar casi tres meses y se nota que tiene las presiones de los neumáticos algo bajas, pero arranca a la segunda patada: nunca dejará de sorprenderme lo bien que funciona esta moto.
Paso por la gasolinera para mirar presiones y reponer aire y para la carretera. Hace fresco porque el sol apenas se vislumbra tímidamente entre el tapiz de nubes, pero al ir despacio para cuidar la mecánica,  la temperatura es más llevadera. Lo curioso es que, llegando a Villarejo, pueblo en el que suele hacer frío, el sol ha perdido la timidez y se agradece sentir cómo templa mis ateridas manos.
Tengo cita a las 12:00 pero veo que no hubiera hecho falta reservar: soy el único cliente esperando. Los papeleos los resuelve Sara, mi amiga y empleada de la ITV, con diligencia y pasamos a la revisión propiamente dicha:
Revisan luces: largas y cortas; cláxon, frenos: delantero y trasero; amortiguación; nº de bastidor; luz de freno y posteriormente sonoridad en el exterior. No me lleva más de 15 minutos en total y pasa la prueba con sobresaliente. Además, tengo un descuento de 5€ lo que hace más llevadero este -desde mi punto de vista- algo absurdo trámite y ya tenemos la moto técnicamente validada hasta febrero del 2016.

Como hace una buena mañana y tengo algo de tiempo, me decido a dar un corto paseo para estirar las "piernas" de la "abuelilla", que no le vendrá mal: Valdelaguna, por la vieja carretera comarcal, con sus guardarrailes de aglomerado de piedras, sus hitos kilométricos y su asfalto roto en muchos puntos.

 La subida al pueblo no supone ningún problema para los cinco caballos de potencia de la Montesa, siempre que usemos con cabeza sus tres marchas. Pasado el pueblo, un breve tramo de subida y en cuatro curvas, estamos en Chinchón, precioso pueblo muy conocido hasta en Japón y engalanado para -imagino- alguna fiesta de ambiente pseudo medieval.


Lo bueno es que, aunque plagada de coches, la plaza está prácticamente deshabitada salvo algún comercial, repartidor o camarero que se relaja perezoso al sol invernal mientras espera los "curritos" y algún turista ocasional que venga a degustar el menú del día por 10€: guisantes con jamón, migas y ensaladilla rusa de primero y merluza, entrecote y chipirones encebollados, bebida, pan y postre o café incluidos en el precio.

Disfruto del sol, de la charla con algún vecino que comenta cosas sobre la moto y de las vistas de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
Tras un breve descanso, la subida al castillo de Chinchón o De Los Condes 
y la vuelta hacia casa, desandando el camino por Valdelaguna y Perales de Tajuña. La moto se siente ligera con los neumáticos nuevos y toma las curvas cerradas con una ligereza que ya quisiera mi "Vara", además de no quedarse atrás en velocidad, rodando en bajada a unos nada despreciables 90 km/h a nada que la dejes ir un poco.


En definitiva, una buena mañana de lunes, alternando tareas con un poco de asueto, sol y disfrute de esta preciosa moto que nunca dejará de sorprenderme ni de traerme buenos recuerdos.