lunes, 19 de septiembre de 2011

Trek 4600 por la Baja Alcarria

Viernes, 16 de septiembre y no tengo que trabajar. Llego relativamente pronto a casa de mi madre, me cambio rápidamente para vestirme de “romano” y le doy un repaso a la bicicleta –aceite en la cadena, compruebo presión de neumáticos y poco más- que está sucia por el barro que pilló la pobre el miércoles, pero total se manchará hoy también así que decido salir con ella y a la vuelta le pegaré una buena limpieza.
Al poco de salir me encuentro con mi primo Coque y nos ponemos al día, aunque con el parón me quedo un poco frío ha merecido la pena que hacía tiempo que no nos veíamos. Salgo por la carretera dirección a Villarejo, para pasada la “fuente nueva” meterme por el Barranco del Orcajo. Arreglaron –es un decir- hace poco los caminos para facilitar a los tractores y coches el poder circular por los caminos y lo que han hecho es crear una capa de arena suelta y grava que hace costoso el pedalear e incluso el mantener el equilibrio sobre la bici. Además, lleva sin llover unos cuantos meses y están los caminos hechos un desastre: arena suelta y fina que parece harina, mucho canto también suelto porque la arena no lo sustenta y calor. Pero bueno, será así hasta las primeras lluvias del otoño, que espero no se retrasen mucho, así que sigo subiendo por el barranco. Paso junto a la fuente del barranco, pero ni me detengo a coger agua ya que la bajada está casi impracticable y llena de zarzas-apenas se ve la fuente- así que sigo hacia adelante buscando la subida al llano. Aquí el terreno tiene menos arena y está el suelo más compacto, pero la subida hacia la derecha desde el barranco, me hace echar el pie a tierra en un tramo ya que la bici no consigue traccionar. Subo unos 20 metros andando y vuelvo a probar suerte, esta vez con el plato pequeño; bingo, consigo tracción y sorteando sin problemas las piedras sueltas, llego hasta la parte de arriba del camino.
Giro a la izquierda, buscando el camino que lleva a la carretera de Carabaña-Villarejo de Salvanés, dejo pasar un tractor que rueda levantando una nube de polvo a su paso y aprovecho para “fichar” con la nena. El sol pega ya fuerte pero últimamente estoy aguantando mucho mejor el sol. Tomo un poco el tramo de carretera hacia carabaña y justo antes de empezar el descenso, tomo un camino a mano izquierda y justo entrando en este, el primero a mano derecha para dirigirme hacia la “antena”, un repetidor de La Armada Española. El camino que baja hacia el valle desde aquí también está “arreglado” lo que significa que han metido máquinas para allanar el mismo creando una superficie de tierra suelta y poco adherente que casi me lleva al suelo un par de veces, je, je. Lo mejor de todo es que estoy en terrenos del Balneario de Carabaña, del Grupo Foxa y en un par de puntos del descenso han indicado con carteles de madera que estamos en una lugar donde tenemos una “Vista Panorámica” de la zona. Lo cierto es que en primavera o en otoño, el paisaje y las vistas pueden tener su aquél, pero hoy lo que vemos es un paisaje árido, plagado de olivos y al fondo la vega del Río Tajuña, con sus tierras de cultivo ya marrones tras cosechar el trigo o amarillas de los maizales. Seguro que en otoño, con las choperas, los álamos temblones y los frutales mostrando su paleta de colores otoñales ha de estar bonita.
Sigo bajando aumentando el ritmo y animándome en cada salto, la bici responde bien aunque la horquilla –justa de calidad- da muestras de cierta fatiga. La regulo con dos puntos menos de precarga y parece que ha mejorado algo, “leyendo” mejor el terreno, así que me animo casi más.
Al final, se hace breve la bajada, aún recuerdo las decenas de veces que he pasado por este camino, de bajada y también de subida, ay qué tiempos aquellos, je, je
Dejo a mi derecha la subida a la casa rural: http://www.hotelesfoxa.com/BalneariodeCarabana/ y m acerco a tomar la vía verde hacia Carabaña. Me meto en el pueblo a repostar agua en la fuente –el pueblo está en fiestas y los pocos paisanos que hay por la calle me miran como si fuera un marciano- y me decido a subir hasta Valdilecha. Para ello tomo el Camino Viejo de Alcalá, que discurre casi paralelo a la carretera y aún mantiene en algunos tramos el empedrado. El terreno está bastante compactado y la subida se hace más llevadera, aunque sudo muchísimo no me molesta para nada el calor, es curioso. Llegado casi al alto, cruzo la carretera en un breve tramo para seguidamente, tomar un camino que sale a la izquierda junto al picadero de caballos.


El camino está bien, el piso apenas tiene tierra suelta y se rueda rápido. Además, aprovecho para probar el disparo remoto de la cámara del móvil. Llegando a un barranco, los repechos se suceden y el camino se convierte en un tobogán gigante, divertido y duro en alguna subida donde fuerzo el plato mediano y la tracción de los neumáticos. Para rematar, la bajada hacia Valdilecha, rápida, divertida y con algún salto que otro.

El último tramo de tierra del día, es en el camino de bajada hacia Tielmes, sorteando viñedos y algún olivar, para tomar un tramo de la carretera y llegar a casa, no sin antes pasar por la gasolinera a qitarle la capa de barro y polvo que lleva la bici encima. Cuando dejo la gasolinera, casi me cuesta reconocer la bici de lo limpia que se ha quedado.
La dejo aquí hasta la semana que viene, que espero tener libre también un día entre semana y poder volver a montar por aquí. A ver si hay suerte y llueve esta semana, sería la leche si el terreno se asentara un poco.

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