sábado, 18 de enero de 2014

Dakar 2014 héroes de la carrera

http://www.dakar.com/dakar/2014/es/etapa-12/adrenalina.html#ancre

Eric Bernard
Quizás la verdadera vocación de Eric Bernard sea vivir el Dakar en solitario. En su trayectoria anterior en motos, consiguió terminar cuatro de sus cinco participaciones, con una meritoria 6ª posición en el año 2000. En coches, en cambio, sus primeras experiencias se saldaron con dos abandonos, en 2009 y 2012. Este año, el oriundo del departamento francés de la Vendée ha optado por una opción sin duda valiente: tomar la salida en un buggy monoplaza que, según él, cumple con todas sus expectativas: “Me lo estoy pasando pipa. Durante la primera parte de la carrera me he concentrado en conservar el vehículo, pilotar de forma limpia y no perder el contacto con la parte alta de la clasificación. En lo que respecta a la navegación, creo que me las apaño mejor solo que con un copiloto.” Parece que la suerte le sonríe a este hombre que lidera la clasificación de los pilotos que compiten en solitario, aunque más que de suerte habría que hablar de su capacidad para mantener la concentración, pues la amenaza del abandono siempre planea en el horizonte… “Soy perfectamente consciente de que el Dakar puede terminar en cualquier momento o lugar. Ayer casi dije adiós a mi aventura cuando me chocó Pascal Thomasse por detrás. El buggy quedó volcado de un lado y tuve que repararlo durante una hora antes de poder reanudar la carrera. Por suerte, las marchas no se vieron afectadas así que sigo aquí.” Para Eric, ni los grandes sustos ni los pequeños temores le quitan un ápice de placer a la competición: “Es la fórmula que mejor me va. Hoy, después de casi 600 km de especial, sigo disfrutando como un niño”.


Con 600 km en los brazos, Serge Gounon respira al fin aliviado. La 11ª etapa no ha estado exenta de emoción para el motorista. “La etapa de hoy (por ayer) ha sido larga y complicada. Me he tirado 70 km sin poder adelantar a los quads, pues la pista era complicada y ellos trazan mejor las curvas. Después me he encontrado con el lecho de un río con abundantes piedras y más adelante, con fesh fesh. Una maravilla, vamos.”. Serge Gounon, que fue 70º en su primer Dakar en 2012, ocupa en estos momentos la 42ª posición a falta de dos días para el pódium final. Un salto más que considerable en la clasificación que responde a su nueva KTM, que ha tenido ocasión de poner a prueba en Marruecos, y también a la experiencia acumulada, así como a su capacidad para salir airoso de las situaciones más complicadas. Como muestra, la etapa que culminaba en Iquique: “Ese día, me quedé sin batería a la altura del CP1, con 200 km por delante, 40 de ellos en las dunas. Laurent Lazard me ayudó a arrancar pero la moto volvió a calarse enseguida. Después un coche de policía me prestó sus pinzas y conseguí reanudar la carrera, pero no me veía afrontando las dunas sin Iritrack y pasando las páginas del road book a mano. Así que hablé con unos locales y me prestaron una batería…”
El Dakar, para Pablo, es una cuestión de fuerza mental, de capacidad para afrontar la dureza de la prueba. Y de dureza sabe mucho este piloto, que compite en su cuarto Dakar. Ahora bien, el Dakar es también una cuestión de “timing” y esta mañana (por ayer) el piloto argentino casi pierde el tren. Para terminar la edición en la mejor forma posible, su asistencia se había embarcado en una ambiciosa reparación a gran escala: cambio de motor, entre otras muchas piezas, para afrontar los tres últimos días. La ingente tarea llevaba más tiempo de lo previsto a sus mecánicos, hasta el punto de que los responsables del control horario de la salida salían al encuentro del piloto: “Me anunciaron que me quedaban 20 minutos para tomar la salida, así que nos pusimos las pilas. Y con las prisas, se me olvidó el Camel Back.” Pablo Cid de la Paz es tan cabezota como audaz. Cuando llevaba 150 km a sus espaldas -de los 605 del día-, cae en la cuenta de su despiste. Pero decide seguir dándole caña, pues no olvidemos que es un tipo duro. Tan duro, eso sí, como solidario. El perfecto dakariano. 30 km más tarde, Pablo se topa con un colega argentino en apuros, Sebastián Urquía. “No estaba bien, así que decidí acompañarlo”. Los dos llegaban juntos al vivac de El Salvador antes de que cayera la noche. A las 19.00 Pablo se quitaba por fin la chaqueta y las botas y soltaba con voz cansada pero firme: “El Dakar debe ser duro y este año no es ninguna excepción”, dice mientras se masajea las muñecas… “Parece que mañana también nos espera una etapa dura. Ya veremos. Ahí estaré, fiel a la cita.”

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